jueves, 16 de septiembre de 2010

Los desafios de la globalización

Aunque el vocablo “globalización” no tiene una definición clara o exacta, sin embargo, son muchas las personas que creen conocerlo e incluso utilizarlo adecuadamente. Durante años he analizado términos relacionados con la Sociedad de la Información. A medida que he ido  profundizando caía en la cuenta de que el concepto de globalización tenía mucho que ver con la Sociedad de la Información.
Este nuevo concepto, que está revolucionando a la sociedad de la información, plantea grandes desafíos a las naciones, regiones y empresas de todo tipo. Además, los avances registrados en áreas como las comunicaciones y la información, así como en las nuevas tecnologías que se pueden aplicar, tienden a añadir nuevas connotaciones y dimensiones, al comprobar las grandes transformaciones cualitativas que se están produciendo.
La globalización es un proceso que ha estado unido a la economía de mercado, que en la actualidad se centra en la economía global del siglo XXI (Bresser Pereira), como la subsiguiente fase evolutiva de la economía de mercado (Nuria Almiron); y que hace que la globalización económica sea un proceso por el cual el comercio se internacionaliza. Supone la puesta en práctica de las doctrinas neoliberales -mercado libre de intervenciones por parte del Estado-, propuestas por economistas tan significativos como Friedrich Von Hayek, (1899-1992) o Milton Friedman, (1912-), premios Nóbel.
La globalización es una construcción ideológica, que defiende los logros de la internacionalización de la economía, enaltece la “bondad” del mercado y exalta la libertad de comercio. Propugna  e impulsa el flujo libre de los factores productivos y el desmantelamiento del Estado-Nación. Así como la promoción en el uso de las nuevas tecnologías.
Al igual que tiene sus teóricos y partidarios, también tiene sus detractores, conocidos mundialmente como grupos o movimientos antiglobalización. De estos movimientos sobresale ATTAC como organización puntera e internacional en la lucha contra el pensamiento neoliberal.
Pero la globalización está poniendo en evidencia las deficiencias de los gobiernos en la gestión de las nuevas demandas. Son retos que sencillamente no se pueden solucionar a nivel nacional ni siquiera internacional, y requieren de entidades transnacionales que tengan soberanía propia. He aquí el primer desafío, pues la actuación de las organizaciones transnacionales, tales como Naciones Unidas, la OMC o el FMI, y otras no han logrado los resultados esperados.
Un segundo desafío, en el aspecto meramente económico,  lo presenta el Estado-Nación que ha venido perdiendo cada vez más el control de las principales variables macroeconómicas, especialmente en los países menos desarrollados. En la época de la globalización, los Estados Nacionales y sus Gobiernos dejan de tener el protagonismo de antaño, pues “son sólo necesarios para mantener el orden social y político, pero ya no lo son para el proceso económico ”(Vargas H). La unificación del mercado y la abolición de barreras aduaneras están provocando, como uno de los efectos no deseados, la eliminación de los mecanismos que han proporcionado hasta ahora diversas formas de amparo y estímulo a los sectores más débiles.
El tercer desafío es la competencia, que pasa a ser la fuerza central de un mundo crecientemente interdependiente, donde los países menos favorecidos  se ven amenazados por no poder participar en ella, y reducidos a la marginación, que no logra compatibilizar la libre competencia con la solidaridad. El reclamo de los países en desarrollo ante su exclusión en las negociaciones clave, y las protestas callejeras por parte de los grupos más disidentes, está llevando a un elevado enfrentamiento entre los partidarios de la globalización y sus detractores.
En mi opinión, la globalización debe controlarse con medidas correctoras para que redunde en beneficio de todos los habitantes de la tierra y no solo de unos pocos pues, si así fuera, estaría abocada al fracaso más absoluto. Parece que esto lo ha entendido Naciones Unidas, que como organización transnacional, y ante los problemas anteriormente indicados, quiere desempeñar un papel activo en el siglo XXI a través de la “Cumbre del Milenio”. Su secretario general Kofi Annan lo indica en su discurso sobre el Informe del Milenio: “Creemos que la tarea fundamental a que nos enfrentamos hoy es conseguir que la mundialización se convierta en una fuerza positiva para todos los habitantes del mundo, ya que, si bien ofrece grandes posibilidades, en la actualidad, sus beneficios y sus costos se distribuyen de forma muy desigual”.
Nos interesa conocer lo que se propone en esa Cumbre del Nuevo Milenio, pues en sus primeros quince años debemos haber sido capaces de poner los cimientos necesarios para conseguir ese bienestar para todos. Su contenido puede ser objeto de un nuevo comentario.



José Antonio Puig Camps
Ingeniero y Doctor en Tecnologías de la Información
Grupo de Estudios de Actualidad

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